La Discriminación Contra Gays es Como la del Migrante

La Discriminación Contra Gays es Como la del Migrante
Por Raúl Alcaraz Ochoa / Originalmente publicado en ARIZONA BILINGUAL
 
Miles de partidarios del matrimonio gay salieron a las calles después de que Nueva York se convirtió en el sexto estado en los EE.UU. en legalizar el matrimonio gay.

Después de varios días de difíciles negociaciones y retrocesos de última hora por dos senadores republicanos, el proyecto fue aprobado, para respirarle vida a un movimiento nacional de derechos gay que se había estancado en un proyecto de ley casi idéntico hace dos años.

Aunque este logro demuestra un paso para adelante en la lucha por la igualdad, debemos seguir luchando por derrumbar la raíz de la homofobia y la discriminación social.

Vivimos en un país que nos discrimina y nos divide basado en nuestra raza, clase económica, género y orientación sexual. Muchas veces nos enfocamos en  luchar por la justicia de nuestra comunidad migrante, pero a veces nos olvidamos que otras comunidades también sufren.

Muchas veces discriminamos a personas de nuestra misma comunidad y nuestra propia familia porque son gay, lesbiana, bisexual, o transgénero. Pero no podemos ser hipócritas exigiendo justicia y reforma migratoria por nuestra comunidad indocumentada, cuando a la misma vez no sabemos valorar y respetar a personas que son gay.

La comunidad gay también vive indocumentada; con temor de revelar su estatus (de orientación sexual), vive en el closet con preocupaciones de ser discriminada y agredida, y también no tienen los mismos derechos ante leyes y pólizas porque la comunidad gay, como la comunidad migrante, es explotada y discriminada.

Es con mayor razón que estos dos grupos oprimidos—migrantes y personas gay—deben unirse y aceptarse como compañeros y compañeras en la misma lucha contra un opresor común. Esta lucha no se trata de solo lograr matrimonio gay o una reforma migratoria; se trata de cambiar este sistema que se beneficia de nuestra desunión. Mientras un grupo sea oprimido, el prójimo nunca será liberado.

Es por eso que luchamos, como el lema  Zapatista nos recuerda, “por un mundo donde muchos mundos quepan”.